Juan Ma Ivañez, uno de los ponentes-talleristas de la III Feria Sembrar Futuro nos ha regalado un artículo para entender mejor el crudiveganismo.
¡Gracias Juan Ma!! ¡¡Seguro que se va a llenar el aforo del teatro para escuchar tu charla "Crudiveganismo: la revolución está en tu plato" !
CRUDIVEGANISMO,
UN MUNDO MEJOR ES POSIBLE
Si has
escuchado la palabra crudiveganismo o raw food es posible que ya
mantengas un estilo de vida vegano o que estés planteándote
aplicarlo en tu vida, también es probable que seas vegetariano o
vegano y quieras dar el salto hacia la alimentación cruda, pero si
todo esto te suena a chino y no sabes de que estoy hablando, estate
atento porque vas a descubrir en que consiste la que considero que
puede ser la forma de vivir más saludable, ética y sostenible que
existe y los beneficios que puedes obtener con ella.
¿Qué
es el crudiveganismo?
El
crudiveganismo o raw food nace de la fusión de dos conceptos:
veganismo y crudivorismo.
El
crudivorismo como estilo de vida propone la adopción de una
alimentación basada en alimentos frescos y en su estado natural, es
decir, como nos los regala la madre naturaleza. Se suprimen por tanto
los alimentos y productos cocinados, procesados, desnaturalizados y
modificados genéticamente y las sustancias químicas tóxicas para
nuestro organismo o que generen reacciones perjudiciales en nuestro
interior durante su digestión.
El
veganismo es una filosofía de vida que podría resumirse en
la práctica de abstenerse de la utilización y consumo de
productos de origen animal, de cualquier producto que haya supuesto
el maltrato y explotación de animales en su elaboración.
El
crudiveganismo o alimentación cruda brota de la fusión de
estos dos mundos y surge como respuesta a la búsqueda por alcanzar
la alimentación más natural y apropiada para el ser humano, es
decir, aquella para la que nuestro cuerpo está realmente adaptado,
tanto fisiológica como biológicamente, generando con ello el
desarrollo de un nuevo modelo de consumo y abastecimiento alimentario
ético, sostenible y respetuoso con el planeta.
¿Qué
alimentos incluye la dieta cruda?
Dentro
del crudiveganismo existen varias vertientes que proponen regímenes
dietéticos muy dispares. Por ejemplo, algunos autores apuestan por
una dieta alta en grasas y baja en carbohidratos simples y otros sin
embargo proponen una alimentación basada en frutas y hoja verde,
similar a la que mantienen los animales genéticamente más próximos
al ser humano, los primates de gran envergadura. Sin embargo, y a
pesar de las diferentes alternativas dietéticas, los alimentos que
conforman la alimentación cruda serían básicamente los siguientes:
- Frutas
- Hoja verde
- Verduras
- Semillas y frutos secos activados
- Germinados
- Algas
- Alimentos deshidratados por debajo de 42 grados (temperatura a partir de la cual los nutrientes empiezan a deteriorarse).
Todos
estos alimentos nos aportan nutrientes esenciales en las proporciones
adecuadas para que nuestro organismo funcione con eficiencia y
mantienen intactas sus propiedades (enzimáticas y nutrientes), lo
cual les ha valido el calificativo de “alimentos vivos”. Por el
contrario, cuando los alimentos son sometidos a temperaturas mayores
de 42 grados se producen toxinas y pierden buena parte de sus
propiedades ya que las enzimas digestivas que contienen y algunos
micronutrientes (vitaminas, minerales y oligoelementos) son
destruidos empobreciendo de esta forma la calidad del alimento.
Cuanto mayor es el tiempo de cocción y la temperatura que aplicamos
sobre los alimentos mayor será su grado de toxemia y peores sus
efectos en nuestro organismo.
Además,
la cocción genera que la estructura molecular del alimento cambie,
lo que suele provocar que nuestro organismo no lo reconozca como tal
y lo rechace o deba hacer un esfuerzo adicional para poder digerirlo
y metabolizar sus nutrientes correctamente, todo ello genera más
residuos que nuestro cuerpo debe eliminar o acumular y supone un
gasto adicional de energía que a la larga acaba pasando factura.
BENEFICIOS
DEL CRUDIVEGANISMO
Hablar
sobre las ventajas y beneficios del crudiveganismo es hablar de
salud, ética y sostenibilidad.
SALUD
Desde
el plano de la salud la alimentación crudivegana aporta importantes
beneficios para nuestro organismo.
- Poder desintoxicante. El gran contenido en agua, fibra y micronutrientes estimulan al sistema depurativo del cuerpo (hígado, riñones) y aceleran su proceso limpiador en caso de que nuestro organismo así lo necesite.
- Fortalece nuestro sistema inmune. La gran carga de nutrientes que contiene favorece el desarrollo de un sistema inmunológico capaz de actuar con efectividad cuando es necesario. La enfermedad y determinados síntomas relacionados con un sistema inmune debilitado (fatiga, dolor de cabeza, infecciones, hongos, alergias, etc) se convierte en algo anecdótico.
- Peso corporal adecuado. Al tratarse de una alimentación con muy poca carga toxica y muy depurativa nuestro organismo no se ve obligado a acumular grasa ni toxinas en su interior favoreciendo un peso corporal natural y apropiado y una buena salud cardiovascular (reducción del colesterol, regulación de la tensión, etc).
- Retraso del envejecimiento. Se trata de una dieta con alto contenido en antioxidantes, sustancias que combaten los radicales libres producidos en nuestro organismo a consecuencia de la oxidación celular.
- Aporte nutricional ideal. Los nutrientes que nos aporta (carbohidratos, proteínas, grasas, vitaminas, minerales, etc) son los que necesita nuestro organismo en las proporciones adecuadas.
- Digestiones ligeras. Los alimentos crudos se digieren con facilidad y son eliminados en menos de 24 horas, lo que permite a nuestro cuerpo extraer lo que necesita de ellos y expulsarlo antes de que comience su putrefacción.
- Buena salud intestinal. Su elevado contenido en agua y fibra facilita el paso de los alimentos por el tracto digestivo evitando que se pudran en nuestros intestinos produciendo reacciones que favorecen la aparición de algunas enfermedades (pólipos intestinales, diverticulitis, Crohn, cáncer de cólon, etc). y generando una fermentación beneficiosa para nuestra flora intestinal.
- Efecto energizante. Los alimentos crudos no requieren de un gran esfuerzo digestivo y sus nutrientes son absorbidos con facilidad, lo que unido a la carga nutritiva que nos aportan nos proporcionan la energía extra que necesitamos para sentirnos vitales y activos durante todo el día. Además, al suprimir los alimentos antinaturales y antifisiológicos (cocinados, procesados, desnaturalizados, etc) que generan un elevado grado de toxemia en nuestro interior, le damos un descanso a nuestro organismo que no tendrá que hacer un esfuerzo por evitar que las toxinas nos perjudiquen en exceso.
- Lucidez mental. Los nutrientes y la energía que nos aporta esta alimentación mejora las funciones cerebrales y aumenta por tanto nuestra capacidad mental.
- Sencillez y ahorro de tiempo y dinero. No se cocinan los alimentos, se mancha menos, se contamina menos, se utilizan menos utensilios y aparatos de cocina (sartenes, ollas, cazos, horno, microondas, etc), se compra menos y se ahorra espacio ya que muchos de los alimentos son perecederos y no pueden guardarse por mucho tiempo.
Obtener
estos beneficios depende en buena parte de dos factores: del
porcentaje de crudo que introduzcamos en nuestra dieta y del tiempo
que la mantengamos. Es decir, a mayores valores los efectos de la
dieta cruda suelen intensificarse. En este sentido, es habitual
empezar a notar efectos en forma de síntomas perceptibles
cuando el porcentaje de crudos alcanza valores próximos al 70%.
No
obstante, es importante tener en cuenta que el aumento de crudos en
la dieta suele traer aparejado el comienzo de un proceso depurativo
corporal en el que nuestro organismo expulsa todo aquello que le
sobra y le acidifica. Son muchos los años que llevamos
alimentándonos de manera equivocada y muchas las sustancias químicas
y toxinas que hemos acumulado en nuestro organismo por lo que es
conveniente que el cambio hacia una alimentación cruda sea
progresivo y así evitar síntomas molestos que nos impidan disfrutar
del camino hacia lo crudo.
Son
muchas las personas y profesionales de la salud que coinciden en que
una buena alimentación es la mejor prevención, por lo que es lógico
pensar que si la alimentación viva es la que más se ajusta a
nuestras necesidades corporales, a través de ella no solo podremos
recuperar la salud perdida sino que estaremos concediendo a nuestro
cuerpo la oportunidad para alcanzar todo su potencial. Prueba de ello
son algunas terapias alternativas, como la terapia Gerson, que
aplican sobre sus pacientes dietas a base de alimentos crudos y
ecológicos con tasas de curación realmente asombrosas en un amplio
abanico de enfermedades (muchas de ellas graves).
Sin
duda hoy más que nunca cobra sentido aquella frase de Hipócrates
que decía: "que la medicina sea tu alimento y tu alimento tu
única medicina".
ÉTICA
Al
tratarse de una dieta basada en alimentos de origen vegetal (frutas,
verduras, frutos secos, etc), el crudiveganismo se aleja del
sufrimiento animal generado por el sistema alimentario
industrializado, evitando financiar con el consumo a las empresas
responsables de la explotación, maltrato y asesinato de millones de
animales al año.
Por
otro lado, muchos productos que son comercializados como veganos
pierden esa cualidad cuando prestamos atención a los ingredientes
que contienen y los materiales utilizados en sus envases. No debemos
olvidar que a pesar de que algunos productos no contengan animales o
derivados directos de ellos, contienen ingredientes o están
fabricados con materiales cuya obtención y elaboración conlleva el
sufrimiento de los mismos, como por ejemplo el aceite de palma cuya
extracción está acabando con las selvas de medio
mundo http://www.ecologistasenaccion.es/article20061.html
Ahora
bien, debido a la ingente cantidad de sustancias e ingredientes
utilizados en productos y alimentos industrializados, a veces puede
resultar muy difícil asegurarnos de que estos no estén manchados de
sangre, por lo que ante la duda lo mejor será abstenernos de
comprarlos u optar por alternativas crudiveganas más respetuosas y
saludables.
Existen
infinidad de posibilidades culinarias en la alimentación cruda que
nos pueden servir como sustitutivos de algunos productos industriales
a los que estamos apegados emocionalmente y nos gustaría evitar
consumir. Pasta, lasañas, panes, patés, tartas, flanes, natillas y
batidos crudiveganos nos pueden facilitar el proceso de transición
hacia lo crudo y ayudarnos a abandonar aquellos productos que no nos
hacen bien internamente ni están en consonancia con nuestra
conciencia.
El
sistema actual se rige por el dinero y la mayor parte de industrias
alimentarias no son ajenas a esta necesidad por lo que si nuestras
preferencias como consumidores cambian y los productos animales o
derivados de ellos empiezan a resultar menos rentables, estaremos
obligando a dichas empresas a adaptarse para sobrevivir y apostar por
productos que dispongan de mejor viabilidad comercial. Como me gusta
decir, hoy nuestro consumo tiene más poder que nuestro voto.
Por
todo ello, el crudiveganismo adquiere un mayor valor como herramienta
de cambio. Si nos detenemos un momento y analizamos los alimentos que
integran esta dieta no podemos obviar que se trata de la alimentación
más respetuosa con todas las especies animales del planeta, más si
cabe si basamos buena parte de la alimentación en nuestro alimento
original y que mejor nos sienta: la fruta.
Además,
alimentándonos de manera cruda no solo estaremos contribuyendo a un
mundo más respetuoso y justo con nuestros hermanos animales sino
también con nosotros mismos. Estaremos obteniendo lo que necesita
nuestro cuerpo, cuidándonos como nos merecemos y actuando en
consonancia a lo que pensamos y sentimos. Es decir, estaremos
actuando con total coherencia con nuestra conciencia, un privilegio
que lamentablemente todavía está al alcance de muy pocas personas.
SOSTENIBILIDAD
Muchos
de los alimentos que consumimos en la actualidad, e incluso aquellos
que calificamos de responsables, éticos y ecológicos, traen consigo
una huella ecológica que en la mayor parte de ocasiones no es tenida
en cuenta ni por los fabricantes ni por los consumidores. Prueba de
ello es por ejemplo la energía requerida en la elaboración de los
mismos, la que se emplea en la fabricación de los envases que los
contienen y la utilizada en el transporte y posterior conservación
de los alimentos.
Es
bien sabido que los productos animales (y aquellos derivados de los
mismos) requieren más territorio, energía y agua que cualquier otro
producto alimenticio. De hecho, se haya calculado que para producir
una caloría de carne para consumo humano se necesita casi 10 veces
más energía y un 35 % más de combustibles fósiles que la
necesaria para producir una caloría de origen vegetal.
Es tal
el desequilibrio energético y ambiental al que hemos llegado en
nuestro sistema de abastecimiento alimentario que por cada caloría
de alimento que llega al supermercado son consumidas 10 calorías de
petróleo empleadas únicamente en mejorar su conservación y
aspecto. Si tenemos en cuenta además el transporte intercontinental
de la ingente cantidad de productos que hoy son comercializados el
problema se agrava todavía más.
Según
la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la
Alimentación (FAO), solo el sector ganadero produce más gases
de efecto invernadero que todos los medios de transporte utilizados
por el ser humano. Sí, habéis oído bien, más que todos los
automóviles, barcos y aviones utilizados en nuestro planeta. Y por
si esto no fuera poco, este sector genera el 65% del óxido nitroso
de origen humano, con 296 veces más potencial de calentamiento
global que el CO2, y también es responsable del 37% de todo el
metano producido por la actividad humana (23 veces más perjudicial
que el CO2). Y las cifras no bajan.
Todo
ello nos obliga como responsables de este suicidio medioambiental a
buscar soluciones a una situación que si se mantiene lo suficiente
en el tiempo no puede más que derivar en un deterioro irreversible
de nuestro entorno.
En
este sentido, el crudiveganismo propone un consumo ecológico, local
y de temporada por lo que buena parte de estos problemas podrían
revertirse si la mayor parte de la población mantuviera una dieta
con alto porcentaje en crudos y rechazara el consumo de productos
“sucios”.
Adoptando
un estilo de vida crudivegano estaremos evitando el enorme gasto
energético que supone la producción y fabricación industrial de
alimentos, las sustancias químicas y toxicas que estos contienen y
nos enferman y los envases en los que son comercializados y que se
han convertido en una de las causas de contaminación residual con
mayor incidencia de nuestro planeta. También potenciaremos la
producción de los agricultores locales, evitaremos participar de los
contaminantes sistemas de transporte de alimentos planetarios y
favoreceremos el desarrollo de una industria alimentaria sana y
responsable que realmente se preocupe por el consumidor y no
anteponga el beneficio económico a la salud de las personas y la
vida de los animales.
Son
muchas las herramientas de las que disponemos para mejorar el mundo,
pero sin duda alguna la más efectiva somos nosotros mismos. Con
nuestro ejemplo nos convertimos en agentes de cambio capaces de
influir en los demás y en el mundo que nos rodea. Y el
crudiveganismo, con sus defectos e imperfecciones, es un sistema de
vida capaz de lograr con nuestra ayuda convertir el mundo en un
reflejo de aquello que nos determina como especie y nos hace ser cada
día mejores: nuestra conciencia.
Por
ello animo a todos los que estéis interesados en este estilo de vida
a que no me creáis y lo experimentéis por vosotros mismos. A que no
os dejéis llevar por condicionamientos sociales o pensamientos
negativos y limitantes. A que toméis la determinación de seguir
evolucionando y descubriros a vosotros mismos. Porque todas las
respuestas están dentro de vosotros, solo tenéis que haceros las
preguntas adecuadas.
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